martes, 3 de mayo de 2011

ENCUENTROS CERCANOS DE CIERTO TIPO

(Experimentaciones literarias sobre un texto informal del amigo Freddy).

Por :CARLO MANTIZ

Es lunes, ¿habrá algo más aburridor que un lunes? Es posible. Después de consultar los correos acumulados, incluyendo los publirreportajes de Mercado Libre, las páginas de autoayuda, los ofrecimientos de universidades y los infaltables de viagra y ayudas sexuales, (que por cierto no sé porqué me llegan, pues no tengo ni idea de cómo obtuvieron mi dirección los muy malditos),que aparte de tenerme asoliado son harto inútiles, pues ya deberían estar enterados que mi exuberante juventud no necesita de tales complementos.

De toda la catarata de información recibida y decantando que valía la pena responder, (porque escribir por escribir no vale la pena), me topé con la historia de una amigo viajero. Pero antes, decía, que para escribir – lo digo siendo un absolutamente neófito en el asunto- debe existir motivación, se deben dar varios factores y es justo ahí donde creo que quienes se han atrevido a escribir son muy valientes y dignos de admirar.

Entrando en materia, se me ha ocurrido un sugestivo titulo para la experiencia que me cuenta mi amigo: ENCUENTROS CERCANOS DE CIERTO TIPO, así podría calificarse la película de horror escenificada en un atardecer dominguero de D.F., (se refiere a Ciudad de México)y atrozmente vivida por el amigo de marras. Después de leer su historia e imaginar mil escenas, cada una más horrenda que la anterior, me envolvió una sensación física de guayabo terciario, jaqueca lacerante, con todos los músculos del cuerpo adoloridos, visión borrosa y el mundo danzando a mi alrededor; bien reseca la garganta y sintiendo en la boca un sabor a cobre avinagrado, mientras pasaban por mi mente cuadros de lubricidad espeluznante con indias precolombinas pigmeas, de color cobrizo y con sus partes pudibundas llenas de negros pelos ensortijados; amen de un sabor y aroma de fluido vaginal nauseabundo y la sensación sudorosa de pena ajena que me puso colorado por el papelón que hizo mi viejo amigo con una salaz india azteca. Ojala que esa mancha infligida al macho sudamericano pueda lavarse algún día……. En cuanto a mi espero que con el tiempo y una buena terapia, pueda superar este terrible trauma que por solidaridad me ha afligido.

Eso me hizo pensar que la vida es como un moco: intragable, dura y a veces no deja respirar.

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