lunes, 25 de octubre de 2010

DE ANGELES Y QUERUBINES

Por: Timorato Rubión


Tal vez mañana restrinjas la posibilidad de recibir mensajes para no tropezar con textos bochornosos.

¿Es acaso esto como descubrir que la ouija sí comunica a vivos con muertos y usarla para contactar por mero ocio a Einstein, Chaplin o Bolívar?

No es tan así. Pasa que en el ir y venir de mi ruta, apareces a veces como esa mujer que Baudelaire en su texto El Diablo, describe dada en el tiempo, igual como maduros, reposan los mejores vinos.

No olvido que una vez te escribí que era bello verte en el pasillo y jugar con deconstruir, el dejo de ángel que te acompaña. Algo así.

No me anima, obsesión, ni amor, ni nostalgia ni spleen ni saudade. Es un extraño clamor por comunicarme, en tono algo barroco, más allá de los claro-oscuros de mis sueños, donde te avisto y te saludo.

Muchas veces resistí a este abuso, en tu espacio. Aprécialo como un halago vital e irrepetible!

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