Por: CIENFUEGOS
Andreína. Seudónimo con el cual te unges como mujer y poetisa. Andreína. Así podrás firmar a Urano y a Gea, a la línea invisible donde ellos se besan.
Y ahora dirás que este remedo de escritor, arriero de letras y palabras, te llama poetisa sin haber tu pintado, un corto madrigal. Pero el aliento, el efluvio de tu cuerpo ya anuncia la talla lírica que parirá tu entraña y tu ánima.
Alucinación: Invento psiquiátrico que margina
al soñador sin tiempo ni oficio del clarividente.
Complemento
De ti, la trampa es tan solo vértigo medido; y el robo la satisfacción del zorro viejo. El bochorno mojigato de los que creen que dios es justo y que en el cielo nadie hurta, te hace sonreír con ira, mientras gozas el botín superfluo. Porque sabes que para la vida, la matemática es su diestro oficio; y ella es justa, sabe sus cuentas, aunque el hombre aprecie injusticia.
Complemento: Dícese de la mujer que no pide más moral que
el amor por ella; teniendo en cuenta el vértigo y la satisfacción.
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Refugio
Palpita la tumba que renace del gris al rojo sangre. Rojo de tu mejilla convulsa, paróxica. Radiografía de tu pasión invicta y tu bella queja a mi oído. Palpita tu pecho, febril nutriente que no hastía. Avalancha blanca, colinas del Parnaso donde sumerjo mi cara para beber rocío. Como el ébano que inunda el ojo podrido del ciego, recubre tu vientre un ¿corsé?, Y el ombligo es delicia apenas sugerida. De ahí al tobillo, todo late embalsamado, en modernos hilos que desbarato dormido.
Refugio: Aquél cuerpo que no se habita
despierto y en sueños nos guarece del frío.
21/10/02
Este es un espacio libre para la publicaciòn de lo que mentes positivas, sin limites y libertarias, sean capaces de pergeñar. Un espacio para la libre y fecunda expresiòn de aquellos que quizá tan solo cuentan con el deseo, pero no tienen, ni anhelan, el genio. Para aquellos que aman escribir sin la camisa de fuerza de las formas convencionales y estàn màs atentos a los contenidos sentidos.
lunes, 30 de agosto de 2010
No. 1 REVELACION
Por: CIENFUEGOS
La palabra, la nota, el trazo. Toda impresión primera de quien observa y plasma. He visto el trazo amable y ácido del poeta, de aquel que imprime brisa o borrasca. Versátil este que brinca sin esfuerzo y logra el perfecto mimetismo. Pero ese que acostumbra grafemar el dolor; pintar tormentas o armonizar el llanto, el chillido; helo allí, instado a plasmar su más febril felicidad y solo vomita ridiculez. Y toda esa amalgama artística se vuelve un gesto bochornoso y circense.
Y vos y yo tan parecidos a ellos ¿Qué otra cosa nos tiñe bien el rostro si no es el sarcasmo, el humor negro y la irreverencia? La candidez, la perfecta mitad ya superada es ficción del impúber. Alguna vez aspiré a princesa de mil trajes, uno tras otro superando en primor al anterior. Veía por entonces más los encajes del vestido que a la mujer. El sueño no ha muerto. Se ha depurado y encontrado en tu traje primero y desnudo el mejor encaje a mi manera. No es el perfume de la flor lo bello; no es el color o su forma. Ingenuo es quien se magnifica con ello. Lo hermoso de ella es lo que la nutre. El agua: hedionda o pura. La tierra: síntesis de mil eras… del estiércol o el animal muerto. La invalidez de mi torpe vista no ha cegado la óptica de mi esencia y por ello, terco, insisto cuando una flor como vos vale la pena... y sin quererlo voy amando, no a la forma ni al bulto que al abrazar idolatro. Por aquello que borroso aun para mí, sé que la nutre.
He ahí la virtud de la flor y de vos: hacer de tan pútridas materias un cabello, alma, hueso, labio, sonrisa y vértigo a mi manera.
XV/X/MMII
La palabra, la nota, el trazo. Toda impresión primera de quien observa y plasma. He visto el trazo amable y ácido del poeta, de aquel que imprime brisa o borrasca. Versátil este que brinca sin esfuerzo y logra el perfecto mimetismo. Pero ese que acostumbra grafemar el dolor; pintar tormentas o armonizar el llanto, el chillido; helo allí, instado a plasmar su más febril felicidad y solo vomita ridiculez. Y toda esa amalgama artística se vuelve un gesto bochornoso y circense.
Y vos y yo tan parecidos a ellos ¿Qué otra cosa nos tiñe bien el rostro si no es el sarcasmo, el humor negro y la irreverencia? La candidez, la perfecta mitad ya superada es ficción del impúber. Alguna vez aspiré a princesa de mil trajes, uno tras otro superando en primor al anterior. Veía por entonces más los encajes del vestido que a la mujer. El sueño no ha muerto. Se ha depurado y encontrado en tu traje primero y desnudo el mejor encaje a mi manera. No es el perfume de la flor lo bello; no es el color o su forma. Ingenuo es quien se magnifica con ello. Lo hermoso de ella es lo que la nutre. El agua: hedionda o pura. La tierra: síntesis de mil eras… del estiércol o el animal muerto. La invalidez de mi torpe vista no ha cegado la óptica de mi esencia y por ello, terco, insisto cuando una flor como vos vale la pena... y sin quererlo voy amando, no a la forma ni al bulto que al abrazar idolatro. Por aquello que borroso aun para mí, sé que la nutre.
He ahí la virtud de la flor y de vos: hacer de tan pútridas materias un cabello, alma, hueso, labio, sonrisa y vértigo a mi manera.
XV/X/MMII
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